Cutting. Autolesiones como síntoma de malestar psicológico en adolescentes.

Cuándo hablamos de cutting o autolesiones leves no ligadas a la intención suicida nos referimos a aquellas pequeñas lesiones que una persona puede auto provocarse fruto de un problema psicólogico.

En la mayoria de ocasiones estas autolesiones se realizan en forma de pequeños cortes, rasguños, raspados o pequeñas perforaciones. El adolescente suele herirse cuando está en soledad, normalmente demanera ritualizada y controlada.

Cutting, una realidad que nos está indicando que algo no anda bien en el mundo afectivo del joven que se autolesiona.

En la actualidad son muchos los medios de comunicación que hablan del Cutting como si fuese una moda entre adolescentes y este enfoque puede ser un error que lleve a algunas familias a menospreciar este tipo de síntomas en el adolescente. Hoy en día la mayor prevalencia de este tipo de conductas autolesivas en los jóvenes puede sin duda relacionarse con el auge de las redes sociales. Este hecho permite sin lugar a dudas que la conducta aparezca en el imaginario de muchos adolescentes y que antes no estuviera tan presente pero también es cierto que un adolescente emocionalmente sano y estable no se lesionaría cuando siente malestar psicológico.

Es por todo esto que debemos alertarnos ante este tipo de conductas pues más allá de modas y de cuanta presencia tengan este tipo de noticias en los medios de comunicación, es una realidad que nos está indicando que algo no anda bien en el mundo afectivo del joven que se autolesiona.

El Cutting puede estar relacionado con los siguientes factores:

  • Escasa capacidad de enfrentar desafíos o situaciones. Las autolesiones no suicidas por lo general son la consecuencia de una incapacidad de enfrentar el dolor psicológico de manera saludable.
  • Dificultad para controlar las emociones. La persona tiene dificultad para regular, expresar o comprender las emociones. La mezcla de emociones que desencadenan la autolesión es compleja. Por ejemplo, pueden manifestarse sentimientos de inutilidad, soledad, pánico, enojo, culpa, rechazo, odio a sí mismo o sexualidad confusa.

Cuando una persona se autolesiona, puede que intente lo siguiente:

  • Controlar o reducir la angustia grave o la ansiedad y buscar una sensación de alivio
  • Distraerse de las emociones dolorosas a través del dolor físico.
  • Tener un sentimiento de control sobre su cuerpo, sus emociones o las situaciones de la vida.
  • Tener cualquier sentimiento, incluso si se trata de dolor, cuando la persona se siente vacía emocionalmente.
  • Expresar los sentimientos internos a través de una forma externa.
  • Comunicar los sentimientos de depresión o angustia al mundo exterior.
  • Castigarse por errores aparentes

Autolesionarse no es una moda.
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Si deseas ampliar información sobre este problema que afecta a los adolescentes pincha en el enlace: https://acertijos-y-adivinanzas.com/que-es-el-cutting/

Fases en un desengaño amoroso

Aquí os dejo este artículo públicado en El País Semanal. Interesante para entender como algunas emociones negativas intensas nos conducen a pensamientos en términos absolutos que pueden llegar a impedir vivir cada una de las emociones que genera una ruptura sentimental como parte de un proceso.

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Ante un desengaño, ruptura o abandono amoroso, es inevitable pasar por fases de tristeza, desesperación, impotencia… Los sueños, las ilusiones, se rompen para una parte u otra de la pareja y suele empezar un calvario, cuya duración depende de cada afectado, que pasa por varias fases:

Fase de súplica. La primera reacción puede ser llorar e implorar su amor. No se pierde la dignidad por decirle a alguien que le ama, pero sí se hace cuando le están diciendo que no le quieren a usted y sigue insistiendo como si no tuviera valor, como si en su vida no fuera a tener otra oportunidad de encontrar a alguien que le merezca.

Fase de razonamiento. En ella, la persona despechada, que no entiende cómo todo funcionaba bien y de repente todo se desmigaja, intenta a través de razonamientos hacer ver a la otra parte que se ha equivocado, que no va a encontrar a nadie igual, que todo vale la pena por el tiempo invertido y que hay posibilidad de corregir lo que no funcionó.

Fase de locura, en la que se pasa del amor al odio. Se verbaliza que no se quiere saber nada del otro, pero contradictoriamente se buscan mensajes, llamadas o algún indicio de que su ex puede haber recapacitado y volver.

Fase de adaptación. Poco a poco, la vida se va ordenando. Como todo proceso de pérdida, uno empieza a encajar en esta nueva etapa de su vida. Empieza a normalizar su rutina, duerme mejor, trabaja como siempre, se relaciona con sus amigos, su ex deja de ser el protagonista de todas las conversaciones y comienza a tener ilusión.

Fase de indiferencia. Ya se está preparado para vivir sin la presencia del ex, no lo recuerda, y por fin ha pasado a un segundo plano. Esto no significa que si se lo encuentra por la calle no le dé un vuelco el corazón o vuelva a despertar los buenos y malos recuerdos, pero por la general vive ajeno a su ruptura. Ya no hay desamor, sino un periodo en el que usted se abre y se siente seguro.

 

Leer el artículo completo en:

http://elpais.com/elpais/2013/05/03/eps/1367574676_397716.html?id_externo_rsoc=TW_CM

Mecanismos de defensa psicológicos

En el artículo que podeis leer a continuación, se explican de manera sencilla qué son y como actuan algunos de los mecanismos de defensa psicológicos más comunes. Una lectura recomendable que puede ayudar a que nos conozcamos mejor y darnos una nueva perspectiva a la hora de revisar nuestros pensamientos y acciones.

avestruzLos mecanismos de defensa son inconscientes (procesos automáticos o puestos en marcha sin conciencia) y tienen el cometido de enfrentarnos con una relidad que percibimos como amenazante. La buena noticia es que nos pueden proteger de las agresiones externas, pero la mala nueva es que, pueden afectar a la visión que tenemos de la realidad. Por ello, es preciso tener mucho cuidado y analizar por qué aparecen.

Para cada acción, existe una reacción. Esto es completamente cierto. En el caso de los mecanismos de defensa, se sabe que la persona trata de protegerse de una agresión o una amenaza a su vida, a sus creencias o a sus sentimientos. Es un proceso que aparece por la percepción de lo que ocurre y que al mismo tiempo puede modificar esta percepción, distorsionándola o enmascarándola. Pueden “dispararse” sin que nos demos cuenta o lo decidamos, obviamente no avisan. Si bien es cierto que se pueden analizar y reconocer, es probable que eso ocurra cuando ya sea demasiado tarde porque actuan de manera muy sutil, como los ladrones más hábiles o los manipuladores emocionales más expertos. Existen diferentes tipos y suelen relacionarse o complementarse entre sí.

Los mecanismos de defensa pueden aparecer con la angustia; una angustia de la que no tenemos por qué saber la causa. La mente querrá sobrevivir a ella y hará lo posible por eliminar el peligro, sin importar las consecuencias. También pueden aparecer ligada al estrés, cuando nos superan las presiones.

Los mecanismos de defensa no siempre se encienden igual en todas las personas, podría decirse que están hechos a medida, aunque es verdad que se conocen algunos patrones similares. Algunos especialistas indican que esta manera de defenderse puede estar motivada o enseñada por los padres (también sin ser conscientes de ello) pero que la vida y la experiencia nos va dando herramientas para moldearla a nuestra manera.

Algo que es importante destacar de estos mecanismos para defendernos es que suelen influir tanto en nuestras decisiones como en la forma que nos relacionamos con los demás. A veces, nuestros patrones de conducta lo único que logran es alejarnos de las personas que más queremos. A medida que van pasando los años, es más difícil el desarraigo de un hábito, sobre todo aquél que es inconsciente, porque no es tan sencillo detectarlo justo antes de que lo pongamos en marcha.

Entre los mecanismos de defensa más frecuentes, podemos detallar la identificación, que es una forma de asumir características de los demás como si fueran propias. Por ejemplo, la forma de hablar, de vestirse, de comer o de pensar.

El aislamiento es otro de los más comunes y lleva a la soledad y la depresión. Pero atención, que no sólo se trata de aislarse como persona, sino también en lo que se refiere a los sentimientos, experiencias o pensamientos. Surge ante ofensas o frustraciones.

La represión es también un mecanismo de defensa. Mediante el esfuerzo permanente se anula el deseo y se actúa como si este nunca haya sido verdadero. Suele ocurrir cuando aparecen en la mente recuerdos traumáticos o tormentosos o bien cuando la persona busca evitar acciones peligrosas y representan, en todos los casos, un gran gasto de energía tanto emocional como mental. De la mano de esta reacción va la formación reactiva, la cuál hace que el ser humano actúe de forma opuesta a lo que desea, haciendo un gran esfuerzo para evitar que sus verdaderos gustos se conozcan. Puede llegar a esconder en una conducta ejemplar a una personalidad moralmente inaceptable o agresiva.

La negación es de las más habituales y fáciles de reconocer. Se trata de esa coraza, caparazón o armadura que las personas se colocan a su alrededor para evitar que nada o nadie ingrese, al igual que hacen los soldados o los luchadores. Pero este es un arma de doble filo, ya que repele las realidades, las ignora o las desconoce, mayormente para no sufrir. Sin embargo, el sentimiento de tristeza no se elimina al 100%. En el lado opuesto de ella aparece la Introyección, donde sólo se asimilan las ideas, pensamientos y sentimientos de los demás, no los propios. Si alguien nos decepciona o nos lastima, asumimos la culpa o la responsabilidad por causa de nuestros defectos.

Si bien puede ser difícil eliminar estos mecanismos de defensa, es importante saber que existen. Y en lo posible, buscar la razón por la cuál aparecen en determinado momento.

Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/que-son-y-como-actuan-los-mecanismos-de-defensa/

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